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Arquitectos: Aline Coelho Sanches, Corato Arquitetura
- Área: 540 m²
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Fotografías:Favaro Jr.
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Proveedores: Adobe Systems Incorporated, AutoDesk, Cerâmica Baepi, Trimble Navigation
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Esta casa fue concebida como un potente abrigo, un refugio para que crezcan los niños de la familia. Diseñada con riqueza de sombras, para aliviar los excesos del sol de la región y, al mismo tiempo, con generosas aberturas, a fin de posibilitar una estrecha relación con el paisaje, tornando la vivienda un “dispositivo visual”, capaz de encuadrar y traer hacia sí el perfil de la ciudad y de las formas de la naturaleza del entorno, de evidenciar la singular luz que baña todo lo dorado en aquella región.
El proyecto, llevado a cabo entre 2012 y 2013, sin embargo, la casa pudo apenas ser construida entre 2018 y 2019. Ubicada en un barrio de chacras de la región sur de Barretos, interior de São Paulo, en los límites entre la ciudad y el campo. En los años transcurridos entre el proyecto y la construcción, el barrio sufrió una gran transformación, recibiendo una parcela de tierra que desapropió parte del terreno para la construcción de una vía de acceso. No obstante, fue posible mantener el proyecto original que continuaba respondiendo a la nueva situación planteada por el lugar.
Su punto de partida fue el diseño de una plaza, lugar de fiestas y juegos, un artificio urbano introducido en aquel paisaje rural, escogido para ordenar el espacio y servir de nexo entre la nueva residencia y las construcciones y piscina pre-existentes en el terreno. Los ambientes de la nueva casa fueron organizados linealmente y volcados hacia esta plaza: habitaciones por un lado, áreas de servicio por el otro, en el centro la sala de estar, comedor y cocina, lugar importante para la familia, jerárquicamente destacado por el pie derecho y por la conexión visual con el exterior, abierta hacia toda la dimensión del terreno, uniendo plaza y calles limítrofes del terreno.
Para controlar la temperatura en el interior de la casa, fue prevista una cobertura en destaque y permanentemente ventilada, configurando un doble techo para evitar la alta transmitancia térmica de las tejas hacia los cuartos. De esta forma, fue posible construir terrazas para ver la puesta del sol, las copas de los árboles y el horizonte de la ciudad, mediado por los techos-jardines sobre los bloques hidráulicos en ladrillos visibles que avanzan en relación al plano de la fachada para recibir más luz.
La estructura en pilares y vigas de madera maciza y tratada, de origen conocido y controlado, racionó la construcción y fue beneficiada por la protección de los grandes aleros sustentados por las manos francesas. Erguida de forma rápida, permitió el inmediato montaje de la cobertura que protegió a los obreros durante la ejecución del trabajo de albañilería. La elección de la estructura no fue ajena a una tradición constructiva del interior de la provincia de São Paulo, de casas rurales con pilares de madera, influencia de la llegada de los mineros, tras el declive del ciclo del oro.
La tracería en la construcción de ladrillos, filtro visual de los patios internos, exploró las habilidades de los obreros y las posibilidades del material.
Por último, fue diseñado por los autores del proyecto un panel de piezas cerámicas y ubicado en un punto clave de la sala. Este panel narra acerca de un patrimonio brasileño de relaciones entre las disciplinas artísticas y homenajea el Palacio de Itamaraty, proyecto del renombrado arquitecto Oscar Niemeyer.